lunes, 4 de abril de 2016

Canciones

Campo Formativo: Expresión y apreciación artística
Competencia que se favorece: Expresa su sensibilidad, imaginación e inventiva al interpretar o crear canciones y melodías
Aprendizaje esperado: Escucha, canta canciones y participa en juegod y rondas.


Barney: Si estas feliz


Si estas feliz tu puedes aplaudir
Si estas feliz tu puedes aplaudir
Si en verdad estas contento tu sonrisa es el reflejo
Si estas feliz tu puedes aplaudir
Si estas feliz mueve los pies así
Si estas feliz mueve los pies así
Si en verdad estas contento tu sonrisa es el reflejo
Si ahora estas feliz puedes gritar ¡Oh sí!
Si ahora estas feliz puedes gritar ¡Oh sí!
Si en verdad estas contento tu sonrisa es el reflejo
Si estas feliz demuéstralo así
Si estas feliz demuéstralo así
Si en verdad estas contento tu sonrisa es el reflejo
Si estas feliz demuéstralo así



Plim Plim: Cabeza, hombro roddila y pie

Cabeza, hombro rodilla y pie, rodilla y pie
Cabeza, hombro rodilla y pie, rodilla y pie
Ojos, orejas, boca y nariz
Cabeza, hombro rodilla y pie.
Cabeza, hombro rodilla y pie, rodilla y pie
Cabeza, hombro rodilla y pie, rodilla y pie
Ojos, orejas, boca y nariz
Cabeza, hombro rodilla y pie.
Cabeza, hombro rodilla y pie, rodilla y pie
Cabeza, hombro rodilla y pie, rodilla y pie
Ojos, orejas, boca y nariz
Cabeza, cabeza, cabeza
Hombro, rodilla y pie.



Aceite de iguana

Esta es mi cabeza
más lista que un delfín
aceite de iguana le vamos a untar
y para qué?
para moverme de aquí para allá
Estos son mis brazos
más fuertes que el acero...
aceite de iguana le vamos a untar
y para qué?
para moverme de aquí para allá
Esta es mi pancita
más dura que un balón...
aceite de iguana le vamos a untar
y para qué?
para moverme de aquí para allá
Estas son mis pompas
más duras que un tambor...
aceite de iguana le vamos a untar
y para qué?
para moverme de aquí para allá
Estos son mis pies
más rápidos que una gacela...
aceite de iguana le vamos a untar
y para qué?
para moverme de aquí para allá.



Buenos Dias 

Bueno días canto yo
El sol dice Hola
La luna dice Adiós
Buenos días canto yo
El gallo cantor es mi despertador
Buenos días canto yo
Hay que levantarse el día ya empezó
Buenos días canto yo
Si cantas con ganas será un día mejor
Buenos días canto yo
Buenos días, cantar es lo mejor
Buenos días canto yo
Buenos días, cantar es lo mejor
Cantar es lo mejor
Buenos días
¡Buenos días!



Barney: Arcoíris


Me gusta el rojo el color de una manzana
Naranja el color de una naranja
Amarillo, el color de un limón y también del sol
Verde como las hojas de un árbol y las plantas del jardín
Y para el cielo está el azul
Y el morado que nos da diversión que emoción
Y con esos colores se puede tener algo especial
Un arcoíris
Que es muy hermoso y lo disfrutaras
Me gusta el rojo el color de una manzana
Naranja el color de una naranja
Amarillo, el color de un limón y también del sol
Verde como las hojas de un árbol y las plantas del jardín
Y para el cielo está el azul
Y el morado que nos da diversión que emoción
Y con esos colores se puede tener algo especial
Un arcoíris, Un arcoíris, Un arcoíris
Que es muy hermoso y bello en verdad.


Retahilas



1. Ronda, ronda
el que no se haya escondido
que se enconda
y si no que responda.




2. Bate, 
bate
chocolate
con harina y con tomate.



3. sana, sana
colita de rana
si no sana hoy
sanará mañana.



4. Una cosa me he encontrado
cuatro veces la diré
si su dueño no aparece
con ella me quedaré



5. Cuatro patas
tiene el gato
uno, dos, tres y cuatro
1    2    3    4





Rimas


Campo formativo: Lenguaje y comunicación 
Competencia que se favorece: Escucha y cuenta relatos literarios que forman parte de la tradicion oral.
Aprendizaje esperado: Crea, colectivamente, cuentos y rimas.


1. Sol solecito
caliéntame un poquito
 Por hoy, por mañana
por toda la semana.



2. Vuela, vuela mariposa
vuela, vuela sin parar
hasta llegar al árbolito
donde puesdas descansar.


3. Un lapicito anaranjado
pintaba transparente,
dicen que se habia cansado
de que lo apretara la gente.


4. Mi gato fausto
camina por el pasto,
y de un solo salto
regresa a su canasto.




5. Hay un alboroto 
en todo el corral,
Fina la gallina
perdió su dedal
si alguien lo encuentra
que le vaya a avisar,
para que deje 
de cacarear.


Adivinanzas

Campo formativo: Lenguaje y comunicación
Competencia que se favorece: escucha cuentos y relatos literarios que forman parte de la tradición oral.
Aprendizaje esperado: escucha, memoriza y comparte poemas, canciones, adivinanzas, trabalenguas y chistes.




1.Blanca por dentro,

verde por fuera.
Si no sabes,
espera.
La pera.


2. Un señor gordito,
muy coloradito,
no toma café,
siempre toma té

el tomate

3. ¿Cuál es el animal,
de campo o corral,
que si una zanahoria le das
sus dientecitos verás?

el conejo.    


4. Yo fui tu primer sonido
cuando empezaste a hablar
y soy la primera letra 
que en el alfabeto está

La A

5. Al final de los brazos están las manos,
al final de los dedos nosotras estamos.

Las uñas

Fábulas

Campo formativo: Lenguaje y comunicación
Competencia que se favorece: Escucha y cuenta relatos literarios que forman parte de la tradicion oral.
Aprendizaje esperado: Escucha la narración de anecdotas, cuentos, relatos, leyendas y fábulas; expresa qué sucede o pasajes le provocan reacciones como gusto, sorpresa, miedo o tristeza.




La liebre y la tortuga

En el mundo de los animales vivía una liebre muy orgullosa y vanidosa, que no cesaba de pregonar que ella era la más veloz y se burlaba de ello ante la lentitud de la tortuga.
- ¡Eh, tortuga, no corras tanto que nunca vas a llegar a tu meta! Decía la liebre riéndose de la tortuga.
Un día, a la tortuga se le ocurrió hacerle una inusual apuesta a la liebre:
- Estoy segura de poder ganarte una carrera.
- ¿A mí? Preguntó asombrada la liebre.
- Sí, sí, a ti, dijo la tortuga. Pongamos nuestras apuestas y veamos quién gana la carrera.
La liebre, muy ingreída, aceptó la apuesta.
Así que todos los animales se reunieron para presenciar la carrera. El búho señaló los puntos de partida y de llegada, y sin más preámbulos comenzó la carrera en medio de la incredulidad de los asistentes.
Astuta y muy confiada en si misma, la liebre dejó coger ventaja a la tortuga y se quedó haciendo burla de ella. Luego, empezó a correr velozmente y sobrepasó a la tortuga que caminaba despacio, pero sin parar. Sólo se detuvo a mitad del camino ante un prado verde y frondoso, donde se dispuso a descansar antes de concluir la carrera. Allí se quedó dormida, mientras la tortuga siguió caminando, paso tras paso, lentamente, pero sin detenerse.
Cuando la liebre se despertó, vio con pavor que la tortuga se encontraba a una corta distancia de la meta. En un sobresalto, salió corriendo con todas sus fuerzas, pero ya era muy tarde: ¡la tortuga había alcanzado la meta y ganado la carrera!
Ese día la liebre aprendió, en medio de una gran humillación, que no hay que burlarse jamás de los demás. También aprendió que el exceso de confianza es un obstáculo para alcanzar nuestros objetivos. Y que nadie, absolutamente nadie, es mejor que nadie
Esta fábula enseña a los niños que no hay que burlarse jamás de los demás y que el exceso de confianza puede ser un obstáculo para alcanzar nuestros objetivos.
Si conoces alguna otra fábula para niños y quieres compartirla con nosotros y los demás padres, estaremos encantados de recibirla.






Todos somos diferentes

Cuenta una historia que varios animales decidieron abrir una escuela en el bosque. Se reunieron y empezaron a elegir las disciplinas que serían impartidas durante el curso.
El pájaro insistió en que la escuela tuviera un curso de vuelo. El pez, que la natación fuera también incluida en el currículo. La ardilla creía que la enseñanza de subir en perpendicular en los árboles era fundamental. El conejo quería, de todas formas, que la carrera fuera también incluida en el programa de disciplinas de la escuela.
Y así siguieron los demás animales, sin saber que cometían un gran error. Todas las sugerencias fueron consideradas y aprobadas. Era obligatorio que todos los animales practicasen todas las disciplinas.
Al día siguiente, empezaron a poner en práctica el programa de estudios. Al principio, el conejo salió magníficamente en la carrera; nadie corría con tanta velocidad como él.
Sin embargo, las dificultades y los problemas empezaron cuando el conejo se puso a aprender a volar. Lo pusieron en una rama de un árbol, y le ordenaron que saltara y volara.
El conejo saltó desde arriba, y el golpe fue tan grande que se rompió las dos piernas. No aprendió a volar y, además, no pudo seguir corriendo como antes.
Al pájaro, que volaba y volaba como nadie, le obligaron a excavar agujeros como a un topo, pero claro, no lo consiguió.
Por el inmenso esfuerzo que tuvo que hacer, acabó rompiendo su pico y sus alas, quedando muchos días sin poder volar. Todo por intentar hacer lo mismo que un topo.
La misma situación fue vivida por un pez, una ardilla y un perro que no pudieron volar, saliendo todos heridos. Al final, la escuela tuvo que cerrar sus puertas.
¿Y saben por qué? Porque los animales llegaron a la conclusión de que todos somos diferentes. Cada uno tiene sus virtudes y también sus debilidades.
Un gato jamás ladrará como un perro, o nadará como un pez. No podemos obligar a que los demás sean, piensen, y hagan algunas cosas como nosotros. Lo que vamos conseguir con eso es que ellos sufran por no conseguir hacer algo de igual manera que nosotros, y por no hacer lo que realmente les gusta.
Debemos respetar las opiniones de los demás, así como sus capacidades y limitaciones. Si alguien es distinto a nosotros, no quiere decir que él sea mejor ni peor que nosotros. Es apenas alguien diferente a quien debemos respetar.







Ratón de campo y ratón de ciudad.

Érase una vez un ratón que vivía en una humilde madriguera en el campo. Allí, no le hacía falta nada. Tenía una cama de hojas, un cómodo sillón, y flores por todos los lados.
Cuando sentía hambre, el ratón buscaba frutas silvestres, frutos secos y setas, para comer. Además, el ratón tenía una salud de hierro. Por las mañanas, paseaba y corría entre los árboles, y por las tardes, se tumbaba a la sombra de algún árbol, para descansar, o simplemente respirar aire puro. Llevaba una vida muy tranquila y feliz.
Un día, su primo ratón que vivía en la ciudad, vino a visitarle. El ratón de campo le invitó a comer sopa de hierbas. Pero al ratón de la ciudad, acostumbrado a comer comidas más refinadas, no le gustó.
Y además, no se habituó a la vida de campo. Decía que la vida en el campo era demasiado aburrida y que la vida en la ciudad era más emocionante.
Acabó invitando a su primo a viajar con él a la ciudad para comprobar que allí se vive mejor. El ratón de campo no tenía muchas ganas de ir, pero acabó cediendo ante la insistencia del otro ratón.
Nada más llegar a la ciudad, el ratón de campo pudo sentir que su tranquilidad se acababa. El ajetreo de la gran ciudad le asustaba. Había peligros por todas partes.
Había ruidos de coches, humos, mucho polvo, y un ir y venir intenso de las personas. La madriguera de su primo era muy distinta de la suya, y estaba en el sótano de un gran hotel.
Era muy elegante: había camas con colchones de lana, sillones, finas alfombras, y las paredes eran revestidas. Los armarios rebosaban de quesos, y otras cosas ricas.
En el techo colgaba un oloroso jamón. Cuando los dos ratones se disponían a darse un buen banquete, vieron a un gato que se asomaba husmeando a la puerta de la madriguera.
Los ratones huyeron disparados por un agujerillo. Mientras huía, el ratón de campo pensaba en el campo cuando, de repente, oyó gritos de una mujer que, con una escoba en la mano, intentaba darle en la cabeza con el palo, para matarle.
El ratón, más que asustado y hambriento, volvió a la madriguera, dijo adiós a su primo y decidió volver al campo lo antes que pudo. Los dos se abrazaron y el ratón de campo emprendió el camino de vuelta.
Desde lejos el aroma de queso recién hecho, hizo que se le saltaran las lágrimas, pero eran lágrimas de alegría porque poco faltaba para llegar a su casita. De vuelta a su casa el ratón de campo pensó que jamás cambiaría su paz por un montón de cosas materiales.

Cuentos

Campo formativo: Lenguaje y comunicación
Competencia que se favorece: Escucha y cuenta relatos literarios que forman parte de la tradicion oral.
Aprendizaje esperado: Escucha la narración de anecdotas, cuentos, relatos, leyendas y fábulas; expresa qué sucede o pasajes le provocan reacciones como gusto, sorpresa, miedo o tristeza.



El dragón de las palabras

Hace mucho, mucho tiempo…, a finales de la era de los dragones y los castillos, circulaba una leyenda en torno a una bruja tremendamente malvada.
En muchos lugares se había oído y asegurado su existencia y, aunque nadie reconocía haberla visto jamás, todos parecían saber cosas de ella. Habitaba en un castillo lejano de Europa, pero, se decía que era tan poderosa que a todas partes del mundo podía hacer llegar su maldad.
Convencida de que los libros conducían a los hombres al progreso y a la libertad, aquella malvada bruja no quería que el pueblo conociese la lectura, y al dragón de su castillo, todos y cada uno de los libros que se escribían en el mundo, le hacía tragar. La bruja tenía miedo de que la gente leyese y aprendiese a pensar y, tras ello, la despojasen de su castillo, de su poder, y de toda su maldad.
Así, fueron pasando los años y los hombres, poco a poco, se olvidaron de leer y de pensar. Los niños, por su parte, crecieron comunicándose por señas, balbuceando palabras aisladas que jamás veían escritas en ningún lugar, y cuyo significado no llegaban a comprender y nadie les sabía enseñar ya.
El dragón de la horrible bruja, que observaba con profunda tristeza lo que había conseguido finalmente, y hasta donde había llegado su maldad, decidió luchar contra ella y poder devolver así a los hombres su dignidad. Frente a la bruja, el dragón abrió sus fauces decidido a expulsar una gran bola de fuego, como aquella que había hecho arder todos y cada uno de los libros robados por la bruja en la boca de su estómago.
Pero de la boca del dragón no salía fuego, lo que provocó una carcajada de tal magnitud en la bruja malvada, que según dice la leyenda, dio origen a varios terremotos en la tierra. El dragón del temido castillo solo expulsaba palabras, de tantos libros como se había comido.
Impresionado, el dragón sopló y sopló hasta sacar de su interior la última de las letras robadas. Y estas, poco a poco, fueron dando forma a las palabras, las palabras a las frases, y las oraciones a todos y cada uno de los libros perdidos. ¡Qué espectáculo de formas y colores se veía! Las vocales danzaban y giraban dando vueltas como locas, y los personajes de cuento más famosos buscaban ansiosos su hogar, revoloteando sobre los rostros perplejos de la muchedumbre, que se había agolpado, ante el ruido, frente al castillo de la malvada bruja.
De esta forma, el esfuerzo del dragón fue debilitando el poder de la bruja, que quedó finalmente sepultada bajo las toneladas de libros que el dragón consiguió devolver al mundo tras sus grandes bocanadas de aliento.
Y, como por obra de un milagro, los hombres fueron recuperando la libertad y la cordura, y los niños ordenando sus ideas en sus pequeñas cabezas y hablando de nuevo con fluidez. Todos, muy felices, fueron recogiendo cada uno de los libros, dispuestos a colocarlos en las bibliotecas, en las escuelas…, y en las humildes estanterías de sus casas. Tras ello, se dirigieron al dragón para agradecerle el haberles liberado de la terrible maldición de la bruja. No pudieron, sin embargo, dar las gracias al dragón, que había dado en su lucha ante la malvada bruja, hasta la última gota de su feroz aliento.

Si oís en algún lugar el rumor de una leyenda que comienza diciendo, «érase una vez el dragón de las palabras», corred hacia un libro cercano, agarradlo fuerte, leedlo, y dad gracias. Algunos aún dicen, que para que no desaparezca ni nos falte nunca más un libro, aquel dragón nos vigila y nos guarda…






Cuando era verano

El verano para mí era un cúmulo de sensaciones maravillosas. Se iniciaba con un grupito de mariposas en el estómago, que parecían vaticinarme siempre la llegada de un verano prometedor. Le seguía el ansia por zambullirme en abundantes masas de agua dulce o salada, de un color azul celeste tan brillante, como esperaba el tono del cielo durante toda la estación estival. Pero pasado el tiempo, de pronto, nada. No sentía las mariposas, no quería zambullirme en los tonos azules del agua, no lograba percibir los matices de los colores destellantes… Algo había cambiado. Era como si no lograra captar lo que años atrás el verano traía consigo: toda esa gama de contrastes, de colores en el cielo, todos esos verdes en los árboles. . . Sentía que algo tenía que hacer. De nuevo se avecinaba la estación estival, y qué mejor oportunidad que aquella para apreciar la inmensidad del mar, el devenir de las olas, el gusto de la brisa en el rostro…o el profundo cantar surgido del océano, cuando nada más que el mismo se manifiesta en la noche bajo el tímido manto de un cachito de luna. Un sonido más preciado si cabe, si se escuchaba caminando descalza sobre la arena, como me había enseñado la abuela Lina en aquellos primeros días de costa. Era como si la naturaleza te hablara.
Decidí entonces descalzarme de nuevo, como antaño, y cerrando los ojos casi parecía que el verano seguía siendo prometedor, o que el agua azulada y cristalina no había cambiado en nada, que todo seguía como antes. Y en mi estómago, continuaban las mismas mariposas que jugaban revoltosas al llegar al pueblo o presentir su presencia. Los recuerdos se agolpaban con la arena ardiente bajo los pies: la abuela, los primeros y miedosos chapuzones, la ansiedad al divisar el pueblo en lontananza…o los ojos negros de Pedrito, mi primer amor. Observando el agua, de nuevo me entraban las mismas ganas de zambullirme a lo loco, y hasta me parecía divisarle acercándose junto a mí. Que traicionero podía ser el sol en la playa tras muchas horas de intenso calor…y cuánta la magia que brindaba el verano a los niños bajo su escenario teñido de ocres y todo tipo de tonos amarillos, terrosos y matices dorados. Un color, un sabor, una promesa o una simple mirada, eran suficientes para hacer de un solo verano el más prometedor y feliz de todos.

Abrí los ojos, que se inundaron de mar, y me zambullí en el agua con el propósito de refrescarme la cabeza y lograr despejar, finalmente, toda aquella confusión. Al sacudirla hacia el exterior con fuerza, miles de gotas de agua, como cristales rotos de un tono multicolor, danzaron a mí alrededor. Aquellas gotas terminaron de conducirme hacia la respuesta que necesitaba…Ahora ya sabía qué había cambiado, y aunque la nostalgia muchas veces podía ser agridulce…también podía convertirse en un relato de lo más encantador.